Juicios orales
El documento firmado este
martes por el presidente Enrique Peña Nieto sustituirá a los 33 códigos
actuales —uno federal y los 32 locales— y entrará en vigor de forma gradual,
sin que esto exceda el 18 de junio de 2016, según los artículos transitorios del
decreto.
Esa es la fecha límite para poner en funcionamiento la reforma de justicia penal aprobada en junio de 2008, con la que se busca reemplazar el actual sistema inquisitorio (basado en expedientes) por uno acusatorio (basado en juicios orales).
El nuevo código incluye
las reglas que deberán seguir esos procesos, entre ellas, que tendrán que
realizarse en audiencias públicas —salvo cuando el juez considere que esto
pondría en riesgo a alguna de las partes— y que los funcionarios tendrán que
cerciorarse en todo momento de que el acusado conoce sus derechos.
"De los 33 códigos
que hay en el país (…) ahora habrá un código único, que será válido en todo el
territorio nacional. Todos los procesos penales se llevarán a cabo bajo las
mismas reglas, fortaleciendo así la solidez de nuestro estado de derecho",
dijo el presidente este martes durante la ceremonia de promulgación.
El
documento comenzó a trabajarse en el Congreso durante 2013, con propuestas de
legisladores del gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI) y de los
partidos Acción Nacional (PAN) y de la Revolución Democrática (PRD),
principales fuerzas de la oposición.
Durante la ceremonia de
este martes, el procurador Jesús Murillo Karam reconoció que el código
representa un cambio "cultural", por lo que obliga a todos los
funcionarios involucrados a capacitarse.
"Es indispensable el
cambio de actitudes, valores, prácticas", dijo.
Penalistas
consultados en febrero, luego de la aprobación del código en ambas cámaras del
Congreso, coincidieron en que la capacitación de policías, agentes del
Ministerio Público y jueces es el siguiente reto para la reforma penal.
El presidente anunció
también que próximamente enviará al Poder Legislativo una iniciativa de ley
sobre mecanismos alternativos de solución de controversias en materia
penal.
Con esta legislación,
según el mandatario, se lograría que "un número considerable de
casos" se resolviera mediante acuerdos entre las partes, sin necesidad de
llegar a un juicio, y esto ayudaría a "reducir costos y tiempos de los
procesos, reducir la saturación en las cárceles" y que el Estado concentre
recursos en combatir delitos graves.
El gobierno de México
promulgó el nuevo Código Nacional de Procedimientos Penales, legislación
pendiente desde junio de 2008, en la cual se fijan las reglas que deberán
seguir los juicios orales en todo el país.
El documento firmado este
martes por el presidente Enrique Peña Nieto sustituirá a los 33 códigos
actuales —uno federal y los 32 locales— y entrará en vigor de forma gradual,
sin que esto exceda el 18 de junio de 2016, según los artículos transitorios
del decreto.
El nuevo código incluye
las reglas que deberán seguir esos procesos, entre ellas, que tendrán que
realizarse en audiencias públicas —salvo cuando el juez considere que esto
pondría en riesgo a alguna de las partes— y que los funcionarios tendrán que
cerciorarse en todo momento de que el acusado conoce sus derechos.
"De los 33 códigos
que hay en el país (…) ahora habrá un código único, que será válido en todo el
territorio nacional. Todos los procesos penales se llevarán a cabo bajo las
mismas reglas, fortaleciendo así la solidez de nuestro estado de derecho",
dijo el presidente este martes durante la ceremonia de promulgación.
El
documento comenzó a trabajarse en el Congreso durante 2013, con propuestas de
legisladores del gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI) y de los
partidos Acción Nacional (PAN) y de la Revolución Democrática (PRD),
principales fuerzas de la oposición.
Durante la ceremonia de
este martes, el procurador Jesús Murillo Karam reconoció que el código
representa un cambio "cultural", por lo que obliga a todos los
funcionarios involucrados a capacitarse.
"Es indispensable el
cambio de actitudes, valores, prácticas", dijo.
Penalistas
consultados en febrero, luego de la aprobación del código en ambas cámaras del
Congreso, coincidieron en que la capacitación de policías, agentes del
Ministerio Público y jueces es el siguiente reto para la reforma penal.
El presidente anunció también que próximamente enviará al Poder Legislativo una iniciativa de ley sobre mecanismos alternativos de solución de controversias en materia penal.
Con esta legislación,
según el mandatario, se lograría que "un número considerable de
casos" se resolviera mediante acuerdos entre las partes, sin necesidad de
llegar a un juicio, y esto ayudaría a "reducir costos y tiempos de los
procesos, reducir la saturación en las cárceles" y que el Estado concentre
recursos en combatir delitos graves.
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CHRISTIAN JEANETTE ESTRADA
MENDOZA
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